Las últimas olas de automatización desde la década de los setenta han premiado de manera recurrente a los trabajadores de altas habilidades cognitivas. Al reducir el tiempo necesario para realizar tareas importantes, como acceder y estructurar nueva información, las nuevas computadoras permitieron a los trabajadores con niveles más altos de educación centrarse en actividades más complejas y de mayor valor añadido, como interpretar y aplicar esa información. Esto contribuyó a mejorar el juicio de estos trabajadores en la toma de decisiones, multiplicando su productividad y su retorno salarial.