La casa que dibujaría un niño. Este proyecto de vivienda social nace a partir de una idea: avanzar sin borrar. Idear el futuro sin necesitar partir de cero, pero con la obligación de mejorarlo. Se trata de una propuesta más de puesta al día que de continuidad. Implica un cambio que, sin embargo, apenas se ve: la completa transformación del suministro energético de las viviendas. Aunque está partido en dos ramales, el edificio parece que siempre estuvo ahí, pero se está adelantando 26 años a la obligatoriedad de hacer desaparecer el 100% de emisiones exigido por la Ley 7/2021 de Cambio climático y transición energética para las construcciones que se realicen a partir del 2050. ¿Cómo lo hace?