Desaparecido desde el pasado día 16, poco después de haber aterrizado en el aeropuerto de Argel procedente de París, el silencio, primero, y la indignación, después, han rodeado la misteriosa detención del escritor argelino Boualem Sansal, de 75 años, que acababa de adquirir la nacionalidad francesa. Autor ampliamente reconocido en Europa, su voz crítica con el integrismo islámico y el régimen autocrático de Argelia parecía ser tolerada a regañadientes en su país natal y de residencia habitual, donde sus obras siguen estando prohibidas. La Fiscalía argelina le ha imputado este martes por la acusación de “atentado contra la integridad nacional”, delito incluido bajo el capítulo de terrorismo, que puede llevar acarreada la pena de muerte, aunque el país magrebí solo aplica una condena máxima a perpetuidad desde hace tres décadas.