Una gran mayoría de ciudadanos de Rumania se preguntaba este lunes quién es realmente Calin Georgescu, el flamante ganador de la primera vuelta de las elecciones presidenciales celebradas el domingo, en las que acumuló más de dos millones de votos, un 22,95% del electorado. La pregunta a la que buscan respuesta es cómo este populista de extrema derecha afín a Rusia, una persona apenas conocida y que amenaza la senda occidental del país, ha podido obtener tanto respaldo sin el apoyo de ningún partido. Pero, pese a su sorprendente victoria el domingo, el candidato independiente tiene por delante una ardua carrera para llegar a la jefatura del Estado.