
Cada diciembre, cuando las cenas de Navidad se acercan, las búsquedas de la palabra “cuñado” aumentan. El “cuñado”, paradigma del hombre heterosexual que cree saberlo todo, se ha convertido en una figura universal, conocida hasta por quienes no viven crónicamente online, pero es en Internet donde el campo semántico a su alrededor no deja de crecer. Si hasta hace poco las personas acríticas, ventajistas, de gustos e intereses vulgares y fondo insustancial podían ser agrupadas, también, bajo la etiqueta de “básicos” (más amplia porque abarca a las “básicas”, por cierto, reivindicadas por La Zowi), hoy disponemos de muchas palabras más.