Los peores 12 minutos de la temporada los pasó el Barça en Balaídos. Fue el tiempo que transcurrió desde que Alfon acortó distancias para el Celta hasta que Soto Grado pitó el final y certificó un 2-2 con sabor a derrota para los de Hansi Flick. 12 minutos de frustración, de miradas perdidas. Los jugadores del Barça parecían no entender nada sobre el terreno de juego, mientras el técnico alemán no podía disimular su monumental enfado.
Todo empezó con la imperdonable cesión de Koundé a Iñaki Peña, que aprovechó el recién salido Alfon para meter de lleno al Celta en un partido que debía estar sentenciado. El francés ya había tenido una acción muy extraña instantes antes con el propio Alfon cuando se desentendió del balón y la jugada acabó en gol. La vista no le falló, pues el balón salió en su totalidad, pero fue temerario ‘pasar’ del juego, pues no se había resuelto todavía la jugada.
Cubarsí, el más entero
Y es que Jules cambió como de la noche a la mañana cuando entró el eléctrico y menudo futbolista del Celta desde el banquillo. Fue como si le desactivara, como si le cruzara los cables. No supo darle un pase cómodo a Iñaki y aquí llegó el principio del fin.
Pau Cubarsí fue el primero en animar a un Koundé que parecía fuera del partido. Quedaban por delante 6 minutos más el añadido y sin tiempo parta la reacción, llegó el 2-2 que sería el resultado definitivo.
Héctor Fort, a quien Hugo Álvarez recortó con precisión, levantó los brazos, como quejándose de no haber tenido más ayudas. De Jong no había llegado para tapar en otra imagen del neerlandés que genera dudas y hasta desasosiego.
De nuevo Cubarsí. Mientras otros bajaban los brazos, el canterano no se resignaba y gritaba al cielo a sus compañeros un «¡Vamos!», confiando en una reacción que no llegó.
Flick, como una fiera enjaulada
La frustración imperó en el césped mientras en la banda, Hansi Flick se movía de un lado para el otro, se giraba a sus ayudantes y se le iba poniendo un rictus en la cara que pasaba del descontento a la indignación total. Su respuesta fue dar entrada a Pablo Torre y Pau Víctor. Dani Olmo, uno de los sustituidos, le tocó el brazo para chocar manos, pero el técnico ni se dio cuenta. Con Lewy, el otro cambiado, no hubo ni contacto. Flick solo pensaba en reconducir la situación.
Pero no lo logró y el partido terminó con la imagen de Raphinha lamentando la última ocasión, que llegó en el minuto 95, cuando Marcos Alonso se anticipó a su remate. El brasileño golpeó el césped con rabia y concluido el partido, fue de los pocos que se acordó de mirar y aplaudir a los aficionados azulgranas presentes en Balaídos.
Hansi Flick se fue disparado al túnel de vestuarios para decirles sin tapujos lo que pensaba a sus futbolistas. Los jugadores se fueron retirando poco a poco, el último Gavi tras hablar por Dazn. El sevillano sí se salvó de la ‘quema’ del mister, lo dio todo en su primera titularidad.