Dicen que para ser campeón, un equipo debe saber sufrir, especialmente en esos días en los que su fútbol es espeso y el rival aprieta. El Barça de Hansi Flick, que durante semanas deslumbró con su juego brillante en la fase ofensiva y con una presión asfixiante cuando se quedaba sin el balón, fue sometido a una auténtica prueba de estrés en Balaídos, uno de los campos en los que históricamente suele embarrancar cuando no encuentra el ajuste fino, como sucedió anoche ante el Celta (2-2).
El empate final deja un mal sabor de boca, que únicamente se podrá valorar en su justa medida al final de la jornada, cuando acabe el Leganés-Real Madrid. Raphinha y Robert Lewandowski, sus dos delanteros más resolutivos esta temporada, aparecieron en los momentos clave de un duelo incierto para intentar noquear al bullanguero Celta de Aspas quien, como es habitual cuando se cruza con el conjunto culé, enarbola la bandera de la revolución en cada jugada, en cada acción.
DECÍAMOS DE LAMINE…
El brasileño y el polaco, como tantas veces esta temporada, mantuvieron con vida al equipo. En veladas en las que Pedri, Casadó y el reaparecido Gavi no lograron que el juego fuera tan fluido como es habitual, Robert y Rapha pusieron en ventaja a un equipo que después se dejó sorprender con fallos puntuales que alumbraron los goles del Celta. Más allá de que el punto cosechado en Balaídos puede tener un valor incuestionable en la carrera por el título, en Vigo quedó patente que el parón de selecciones no le sentó bien al Barça, como también resultó evidente que al equipo le cuesta dominar los encuentros en ausencia de Lamine Yamal.
Como ya sucedió en Anoeta ante la Real Sociedad, al Barça le faltó el punto de desequilibrio, el desenfado y la seguridad en sí mismo que le aporta el descaro de Lamine; quien más está notando su ausencia, sin duda, es un Jules Koundé que tuvo un error grosero que costó dos puntos al equipo, como él mismo reconoció.
Aunque el regreso de Gavi es una excelente noticia para el equipo, Flick necesita que su equipo recupere el rumbo hasta el regreso de Lamal porque el calendario se empina hasta final de año y buena parte de las aspiraciones de título en 2025 se han de fraguar en esta recta final de 2024.
Quizás lo más positivo para Hansi Flick y para el equipo es que apenas les queda tiempo para repasar los errores ante el Celta pues ya deben concentrarse en el choque del martes contra el Brest en la Champions. Están obligados a batir a los franceses para evitar una dinámica negativa que puede resultar peligrosa.