
El proceso de firmas tardó un rato. Había que apuntar unos cuantos nombres, en buen tajo de folios. Mientras les tocaba a las autoridades, los hermanos octogenarios Francisca y Pedro Rico Gómez aguardaron pacientes su turno. Solo unos minutos más, la última espera. El 9 de junio de 1938, en plena Guerra Civil, cinco cuadros fueron incautados en el hogar madrileño de su abuelo Pedro Rico, alcalde republicano de Madrid. Tras el conflicto, el franquismo no los devolvió. Al revés, los envió a Las Palmas de Gran Canaria. Y hasta aquí se han desplazado este jueves los herederos, 82 años después, para llevárselos al fin de vuelta. Nunca conocieron a su abuelo. Al menos, ahora, podrán acordarse de él cada vez que miren sus lienzos.