¿Se acerca la Navidad y ya ves nubarrones de estrés en el horizonte porque no sabes qué cocinar? ¿Empiezas a devanarte los sesos intentando encontrar un plato con el que deslumbrar a tus invitados sin matarte a currar? ¿Aspiras a dar con una receta mágica con la que ningún familiar pelmazo pueda criticar tu comida? Si te gusta la carne, puede que tengamos la solución: un cordero sorprendentemente ligero, facilísimo de preparar y lucido en la mesa.