“Espero que los estadounidenses comprendan por qué un padre y un presidente ha tomado esta decisión”. Con esa frase acababa el comunicado con el que el mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, anunciaba el indulto a su hijo Hunter. El amor de padre se ha impuesto a la ejemplaridad como presidente con una medida de gracia que dinamita todo el mensaje de Biden de que “nadie está por encima de la ley” y de que las actuaciones del Departamento de Justicia y los tribunales no han estado politizadas durante su mandato. Para indignación ―o más bien regocijo― de los republicanos, ha acabado haciendo lo que tantas veces negó que haría.