En cuestión de 48 horas, el Pirineo mutó del verde y marrón otoñal a un brillante blanco invernal. El sector del esquí se frota las manos tras la cantidad de nieve caída el pasado fin de semana, en algunas zonas más de lo esperado, como en el Pirineo oriental, lo que garantiza un inicio de temporada muy distinto al anterior, cuando todas las miradas se posaban expectantes ante un cielo maldito por la sequía. La gran nevada desde Vall de Arán hasta el extremo oriental, en Vallter, ha garantizado la apertura progresiva de pistas para este fin de semana en las seis estaciones gestionadas por la Generalitat catalana (La Molina, Vall de Núria, Vallter, Espot Esquí, Port Ainé y Boí Taüll), que se unirán tanto a las andorranas como a La Masella [estas se adelantaron a principios de semana con aperturas parciales], y a Baqueira (Pirineo de Lleida), que lo hizo el jueves.
