
“Pues me das una alegría”, confiesa por teléfono la mañana de este martes el reputado meteorólogo Ángel Rivera, al conocer por EL PAÍS que su palabra dana (acrónimo de depresión aislada en niveles altos, un embolsamiento de aire en capas altas de la atmósfera conocido popularmente como gota fría) acaba de entrar en el Diccionario de la lengua española junto con espóiler, sérum, teletrabajar y tabulé, entre otros términos. Inmediatamente después, Rivera pregunta si la Real Academia Española (RAE) “ha aceptado dana en minúscula” y la respuesta, felizmente, es sí. “Perfecto, así, perfecto. Lo importante es que lo escribamos en minúscula como frente frío o borrasca, porque, si va en mayúscula, se puede confundir con un nombre propio y no lo es, es un fenómeno en la jerga meteorológica”, aplaude Rivera. Acto seguido, el veterano experto, que fue jefe de predicción de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y su portavoz a lo largo de 38 años de servicio público antes de jubilarle en 2012, se matiza a sí mismo: “Es una alegría, pero relativa, porque siento dentro mucho pesar de que un término limpio, blanco, técnico, objetivo, se haya acabado asociando desgraciadamente con una terrible catástrofe que ha dejado más de 200 muertos”.