![Entre la taberna y el café: vida y bebida en ‘Luces de bohemia’](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KVUUEC4R2BG7RI3XTY4ZQKSL74.jpg?auth=ee916468935298e2d28d210d51a6a517b7a049b997d06ab356df2cc9c7f194eb)
“Luz de acetileno. Mostrador de cinc. Zaguán obscuro con mesas y banquillos. Jugadores de mus. Borrosos diálogos. Máximo Estrella y Don Latino de Hispalis, sombras en las sombras de un rincón, se regalan con sendos quinces de morapio”. Como en un destino fatal, los protagonistas de Luces de bohemia han ido a parar, una noche más, a la Taberna de Pica Lagartos, sobrenombre poco halagüeño con el que los parroquianos de la tasca conocen a Venancio, el dueño y encargado de “medir” copas de anís de Rute y vino de ínfima calidad. Así arranca la tercera escena de Luces de bohemia, la genial obra de teatro que Ramón María del Valle-Inclán publicó de manera definitiva hace ahora 100 años y que se representa estos días, dirigida por Eduardo Vasco, en el Teatro Español, en Madrid, hasta el 15 de diciembre.