“Escarbo/ escarbo/ escarbo// el hueso de dios/ todavía puede estar/ en el corazón caliente/ de la tierra”: habla un perro y esto es un pequeño fragmento de un libro —La bestia ser, de la poeta argentina Susana Villalba— y de algo así, de algún hueso de dios, del corazón caliente de la Tierra, de literatura, de ficción, de la vida misma y de cómo todo esto está tramado quiero escribir hoy. Por ejemplo, de cómo la ficción nos rige. De cómo una ficción, la idea de futuro, ha sido privatizada en los hechos: el futuro, hoy, se concibe como la colonización de Marte —Elon Musk dice que la conquista marciana salvará a la humanidad—, la inmortalidad —Aubrey de Grey sostiene que para 2050 los que puedan pagar los tratamientos vivirán mil años y, ojo, estamos hablando de empresas que cotizan en la bolsa, como Unity Biotechnology, con accionistas como Jeff Bezos y Peter Thiel—. No hace ni falta aclararlo: los demás, los que no somos parte del 1% de hombres blancos dueños del mundo, no vamos a tener cohetes a disposición. Fármacos contra el envejecimiento tampoco. Los demás, decía, no podemos concebir más futuro que el colapso al que nos arrojan.