Angola aún expone heridas de guerra. Por sus caminos yacen minas sin explosionar, edificios agujereados y casquillos oxidados a medio enterrar. El país lucha por dejar atrás esas secuelas bélicas, pero hay un elemento que enhebra cada capítulo de la historia reciente: desde la independencia de Portugal, el hilo musical de la nación se ha caracterizado por el auge de un estilo nuevo. Consiste en una mezcla de ritmos africanos y caribeños que derivó en la kizomba, un baile de suave cadencia, elegantes movimientos de pierna y una conexión extrema con la pareja.