
En el centro del pecho, cerca de los pulmones, se sitúa el corazón humano. El de una casa, casi sin excepción, se ubica en la cocina. Este símil anatómico sirve para introducir la explicación a un suceso que ocurre casi siempre por Navidad. El evento traería fatales consecuencias si tuviera lugar en el órgano vital de una persona, pero provoca la mayor de las alegrías cuando ocurre en ese acogedor rincón del hogar que da cobijo a los fogones.