Donald Trump las describe como presas del crimen, hoyos sin ley, zonas de guerra. Son las llamadas ciudades santuario, entre las que están algunas de las urbes más importantes del país, desde Nueva York a Los Ángeles, de Seattle a Atlanta. El término no tiene una definición legal exacta, pero en general se refiere a ciudades que de acuerdo a sus leyes locales no colaboran con los servicios de inmigración federales. Algunas tienen esa norma escrita en sus constituciones, en otras es una orden ejecutiva, y en algunas más es un compromiso menos formalizado. Pero el resultado es el mismo: la policía y autoridades locales no proporcionan información migratoria sobre sus residentes, no persiguen a personas por su estatus migratorio, y no llevan a cabo órdenes de detenciones y deportaciones mandadas por el gobierno central, todo para generar mayor confianza entre las fuerzas del orden locales y las poblaciones inmigrantes.