
Existe un puente aéreo entre Madrid y Barcelona que ha pasado inadvertido. Habla de apellidos. Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas; Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat. Dos grandes políticos. Uno, Suárez, durante años en la bancada de Unión de Centro Democrático (UCD) y presidente del Gobierno (1976-1981). El otro, Josep Tarradellas, presidente de la Generalitat en el exilio (1954-1977). Ambos, en sus discrepancias, responsables de parte de las libertades que disfruta hoy España. Barajas es el primer aeropuerto de la gestora aeroportuaria Aena y El Prat, el segundo. Ni es una alabanza ni es una crítica. Desde el aeropuerto madrileño han volado este año 55,44 millones de pasajeros —cifra actualizada a 30 de octubre— y se han despachado 350.461 toneladas de mercancías. Y desde Barcelona han viajado 46,94 millones de personas y se han transportado 295.072 toneladas de género. Seguramente, ambos dirigentes estarían orgullos de que sus nombres sean los primeros y últimos que acuden a la memoria de millones de visitantes que llegan a España. Es una reflexión que tiene clara Aena y El PAÍS en estas segundas jornadas sobre Innovación abierta y ecosistemas, que en esta ocasión se trasladan a Barcelona.
Espejo tecnológico en la UE
El Aeropuerto Barcelona-El Prat Josep Tarradellas se encuentra a 12 kilómetros al suroeste de Barcelona y a solo seis metros sobre el nivel del mar. Casi mira a la playa de la Barceloneta. Tiene dos terminales (T1 y T2), y el famoso puente aéreo con Madrid continúa siendo la ruta de España con mayor tráfico de pasajeros, por encima del AVE. Un lugar donde la geografía y el tránsito favorecen la innovación. En un mundo, pese a la fragmentación, global hay una imagen que se refleja en el espejo. Todas las propuestas de sostenibilidad, facilidad de acceso y uso de tecnología tienen la opción de ser compartidas por aeropuertos similares en tamaño y escala que El Prat. En esta línea, “hemos llegado a un acuerdo con Fiumicino (Roma), pero se pueden unir más aeropuertos de cierto tamaño”, indica Luis Cañón, director de Innovación y Experiencia de Cliente de Aena. Una colaboración en red.
El aeropuerto catalán comparte, con sus homólogos holandeses o del Reino Unido, el empeño en la facilidad en el alquiler de coches, la sostenibilidad, la reducción de fricciones (en los pasos de seguridad), nuevos sistemas de acceso y esa idea de pequeña urbe. Esto, como hemos visto, es común. Un punto de despegue de un aeropuerto que, sin duda, se ha quedado pequeño y debe buscar un tamaño acorde a sus necesidades. Más que nunca su ADN es tecnológico. Las tres pistas actuales tendrán que buscar un camino hacia un nuevo mundo. La consultora especializada Circum ha situado el aeropuerto catalán dentro de su top 20 mundial de los aeródromos con mejores conexiones. Tiene 209, solo ocho por debajo del aeródromo Adolfo Suárez Madrid-Barajas, que dispone de más terminales y espacio.
En esta industria que se refleja al igual que Narciso en el estanque resulta interesante comparar la primera edición de la aceleradora Aena Ventures (la segunda aparece en el texto inicial). Es una forma de ver la rapidez de la tecnología y cómo responde a cada momento determinado. El resumen discurre entre frases rápidas, pero deja poso. Cinco seleccionados. Airbot puso en marcha una app de conversación para respuestas a las dudas de los pasajeros; Carwatt pasó de los vehículos diésel a eléctricos; Chinespain lanzó una aplicación dirigida al pasajero chino, con información de Madrid y Barcelona; Dubz presentó un servicio de recogida de equipaje en el lugar elegido por el usuario en Barcelona, y Meep integró los diferentes medios de transporte en una misma plataforma y la información actualizada de los vuelos. Unas 254 propuestas de 33 países. Era 2021, tres años después, El Prat mantiene la misma idea de aceleradora, aunque con nuevos desafíos. Bastantes cosas han pasado. Entre ellas, la saturación turística. Estos días hay una Comisión Técnica que trabaja (con un perfil bajo) en una futurible ampliación. Eso es política, y lleva otras rutas. El peso de la realidad es diferente. Entre enero y octubre transportó 151.766 toneladas, un 17,8% más respecto al acumulado en 2023. La prosperidad despega y aterriza desde El Prat.