
El padre de Ana Buza está seguro de que su hija no se suicidó. Es la convicción que ha movido a Antonio desde que hace cinco años le comunicaron que el cuerpo sin vida de su hija de 19 había sido hallado detrás del quitamiedos de la autovía A-4, a la altura de la localidad sevillana de Carmona. En este lustro, Buza ha liderado una batalla legal para que se reabriera su caso y se juzgara al que entonces era su novio, R. V., y que conducía el coche en el que iba la joven, por su muerte. Ese deseo está más cerca de cumplirse, aunque no es completo. El juez que lleva la instrucción acaba de determinar que se abra procedimiento abreviado y que R.V. se siente en el banquillo como presunto autor de un homicidio imprudente. La familia va a recurrir la calificación de los hechos, que es la que propuso la fiscal, porque entiende que debe ser juzgado por un delito de homicidio doloso o asesinato. “No estamos de acuerdo con el calificativo de imprudente y lo vamos a demostrar”, sostiene Buza.