
Se atribuye a Lenin la expresión “tontos útiles” para referirse a aquellas almas ingenuas en Occidente que podían ser captadas para propagar o favorecer la idea y los intereses de la Unión Soviética. El príncipe Andrés, hermano del rey Carlos III de Inglaterra, desesperado por mantener su lujoso tren de vida y dispuesto a sacar dinero de debajo de las piedras, permitió durante años que un presunto espía del Gobierno chino le utilizara para acceder a las más altas esferas de poder del Reino Unido.