Rirkrit Tiravanija es uno de los mejores artistas del presente, aunque la parte más significativa de su obra pertenezca ya, por desgracia, al pasado. Queda patente en su nueva retrospectiva en Luma Arles, la fundación de la coleccionista Maja Hoffmann, que parece un réquiem por un arte de otro tiempo. La muestra, procedente del PS1 del MoMA neoyorquino, contiene algunas de sus obras más emblemáticas, instalaciones vivas que fomentaban la interacción entre extraños en pleno auge de la “estética relacional” teorizada por Nicolas Bourriaud, de la que Tiravanija se convirtió en principal exponente junto a Pierre Huyghe o Philippe Parreno. Puede que ya podamos, para lo bueno y lo malo, llamarle clásico.