
Era el minuto 84 de partido y el Barça ganaba 0-2 en el marcador. A pesar de que Casadó había sido expulsado justo dos minutos antes, todo parecía que indicar que el equipo de Hansi Flick se llevaría los tres puntos en su visita ante el Celta, pero en ese momento llegó una acción que lo cambió todo.
Un balón largo de los locales le llegó a Koundé con toda la ventaja del mundo. El francés pudo elegir entre despejar o ceder la pelota para Iñaki Peña, que estaba solo y de cara, pero eligió realizar un control dirigiendo la pelota hacia el área visitante. Con todo a favor otra vez, el lateral volvió a tener la elección en su mano: despejar o tocar de cara.
Lejos de eso, Koundé volvió a realizar otro toque, uno de lo más extraño, impropio de un futbolista de su nivel. El balón quedó muerto a la altura del punto de penalti que Alfon González marcara a placer el 1-2. A partir de esa acción, el partido cambió por completo. El Celta, que tenía un jugador más, empezó a creer y se lanzó en tromba hacia la portería de Iñaki Peña hasta lograr el empate definitivo.
Koundé se mostró totalmente desconectado en la recta final, más allá de ese error que terminó costándole los tres puntos al equipo azulgrana. Hasta esos minutos finales, el partido del francés estaba siendo muy positivo, mostrándose bastante sólido en defensa y especialmente activo en ataque, dando la asistencia del primer gol de Raphinha con un gran pase en largo.
Todo quedó empañado, al igual que el partido del Barça en líneas generales, por esos dos puntos perdidos en la recta final en 5 minutos fatídicos en los que los visitantes vieron como Marc Casadó era expulsado por doble amarilla, Koundé le regalaba el primer tanto al Celta y los locales, con una buena jugada colectiva, ponían el empate definitivo por medio de Hugo Álvarez.
El error perseguirá al francés en los próximos días, pero sobre todo perseguirá al Barça, que suma dos partidos consecutivos sin conocer la victoria y que necesita volver a dar un golpe sobre la mesa.